(Imagen: Ubé)
como un lienzo peinando sus figuras en la tarde
como el retroceso de lo blando en la piel
como el pensamiento que se agota en los charcos
como la voluntad que desfallece
como la lluvia que se estanca en el lomo de una piedra
como todo vertedero que respira
como el gesto suave de una flor que acaba de devorar a un insecto y se relame
como el descuido de lo virgen
como el clamor en el génesis de su silencio
como la joya que pierde el equilibrio
como el diente que ha huido de su fuerza
como el resplandor último de una luz enloqueciendo en el vacío
como todo lo que se conoce y no se pronuncia
como la fuente que escapa
como el animal que cae en la miel del tiempo
como la mujer que se abraza a los telares de su carne
como el método que no encuentra alternativa
como lo que debe urdirse en la ventana
como lo que contempla impávido sus agujeros
como el que hace el amor con su sombra y después se apuñala
como el que acepta su destino y se fecunda
como el que ha de permanecer quieto en el gemido
como el que tose su fiebre y luego enferma de una salud intolerable
como lo que se descalza y no corre
como el que escucha el estallido y busca protección en una lámpara
como el que se conforma y afila sus garras en lo invisible
como el que pare un huevo e incuba su belleza
como lo deforme abriendo sus terrores
como lo divino perdiendo su pedestal
como la botella bebiendo de sus alas
como lo griego de un dolor
(Helena είναι)
Gracias por estos lunes al sol. Saludos grandes al Ubé.
Abraham.
Un abrazo, querido Abraham, gracias por detenerte en nuestro pequeño rincón. Feliz semana.