las mujeres doblan su sangre avanzan por un pasillo estrecho buscan un lugar en el vestuario y se desnudan
el agua las bendice bendice sus heridas su vientre estéril ese teléfono que enmudece los domingos bendice sus piernas hinchadas el hueco de su pecho los pájaros que han dejado de picotear su sien
las mujeres hacen como que nada pasa y comienzan a danzar el agua es un charco de pis una sopa nostálgica algo parecido al desorden líquido de las horas
hay música en el aire y ellas danzan
hay un salvavidas que les enseña a estirar los huesos que ya no están que les enseña a colocar en recto su dolor
cuando concluye la clase las mujeres arrastran su soledad pequeña y regresan al vestuario entonces hablan desnudas hablan sus tetas grandes hablan sus tripas grandes hablan y yo estoy ahí en mitad de esa carne que se encorva y suplica piedad y yo estoy ahí acurrucada en mi silencio buscando unas bragas limpias huyendo de ese espejo tan animal que me señala y ríe