(Imagen: Ubé)
FUERA DEL LENGUAJE
DISCURSO SEGUNDO
(No hay tiempo para la soledad. El escenario pide otra voz. El escenario reclama la presencia efímera de la carne. Exige otra tragedia en la boca espesa del escenario. Entonces la luz se dirige hacia el público. !Pobre luz loca y travesti! Tres focos tristes que pululan de un cogote a otro, de una falda a un velo, de un velo a la máscara de una mujer que ha roto a reír . Sube la máscara. Sube la mujer a lomos de su mueca. Acomete un escalón y otro la risa hecha pedazos)
Porque la vida obliga a pensar en lo oscuro
voy a decirte ahora lo que es morir sin dejar de respirar,
arrojar una rodilla al suelo
y restregar
(sesos de polvo / músculos de reloj / lenguas de estiércol).
Y así una década y otra,
un telediario y un concurso de ruleta.
Porque la vida se pinta sola del color de las arañas
y dejas arriba de un guindo
los sueños que bordaste al nacer
mientras tu madre
hacía lo mismo,
arrojar una rodilla al suelo
y restregar ( los dientes rotos de un anuncio / la peluca de una golfa / la mecedora de un muerto).
Yo estoy en el infierno.
Habito allí cuando el trabajo me lo permite.
He traído allí a mis dos hijos
que vinieron crecidos y con una vagancia militar bajo sus párpados.
Tengo un marido frío que llegó de un charco de sopa,
tomó mi cintura con violencia y me pidió billetes,
un sillón,
media docena diaria de cervezas.
Puedo decirlo más alto,
( la mujer se desprende de su máscara y aúlla /
la máscara se desprende de la mujer y lanza un silbido similar al de una locomotora recorriendo la estepa rusa)
pero no más claro.
El infierno soy yo
recorriendo la ciudad con mi ropa vieja,
con mis zapatos prestados,
con mis manos rotas
y mi sexo enfermo.
Y así el humo de un cigarrillo al amanecer y otro,
hasta que ya es demasiado tarde para romper este fuego helado
y me tumbo sobre el lecho
y apago la luz
y echo el cerrojo a todas mis músicas.
Angélica Morales 